25 de septiembre de 2012

Saga de la Fundación

Asimov, Isaac

Ciclo de los Robots

1 - Yo Robot

Los robots de Isaac Asimov son máquinas capaces de llevar a cabo muy diversas tareas, y que a menudo se plantean a sí mismos problemas de 'conducta humana'. 

Pero estas cuestiones se resuelven en Yo, robot en el ámbito de las tres leyes fundamentales de la robótica, concebidas por Asimov, y que no dejan de proponer extraordinarias paradojas que a veces se explican por errores de funcionamiento y otras por la creciente complejidad de los 'programas'. 

Las paradojas que se plantean en estos relatos futuristas no son sólo ingeniosos ejercicios intelectuales sino sobre todo una indagación sobre la situación del hombre actual en relación con los avances tecnológicos y con la experiencia del tiempo.

Contiene:
Robbie
Sentido giratorio
Razón
Atrápame esta liebre
¡Embustero!
El robot perdido
¡La fuga!
La prueba
El conflicto inevitable


2 - Visiones de Robot

Es una recopilación de cuentos sobre robots. 

La mayoría de las historias están conectados y son sucesos que ocurren uno tras otro, pero depende del lector ver los detalles y encontrar la relación. 

Aquí están reunidas las historias donde se mencionan por primera vez las 3 leyes de la robotica, tal como las conocemos hoy.




3 - Las Bóvedas de Acero

En el Enclave Espacial, a las afueras de la Ciudad de Nueva York, un científico de los Mundos Exteriores ha aparecido asesinado. El detective Elijah Baley tiene que ocuparse de este caso en la para él inquietante y odiosa compañía de un robot humanoide: R. Daneel Olivaw. 

La investigación es delicada ya que puede terminar con el equilibrio entre los descendientes de la colonización estelar, en perfecta comunión con sus robots, y los habitantes de la Tierra, que, refugiados en grandes metrópolis subterráneas a las llaman Ciudades, sobreviven precariamente a la falta de recursos naturales y temen a los robots.


4 - El Sol Desnudo

La Tierra, punto de partida del más fabuloso imperio galáctico que vieron los siglos, se ha encerrado en sí misma como un caracol en su concha. Abandonada ya la astronáutica por los terrestres, los cuales viven bajo la superficie del planeta y tienen horror al espacio vacío, el Universo está en manos de los orgullosos Hombres del Espacio. 

Hasta que - caso inaudito - un crimen se comete en uno de los perfectos mundos de la Galaxia, y los Hombres del Espacio, tienen que recurrir a un detective de la olvidada y despreciada Tierra, para esclarecerlo. Ello permite poner de relieve el anquilosamiento en que se halla la vida de aquel mundo, totalmente en manos de los robots, mientras los humanos, escasísimos en número, consideran como algo indecoroso el contacto y la visión personales, celebrando sus entrevistas mediante un perfeccionadísimo sistema de televisión. 

En este mundo irrumpe el terrestre con su horror al vacío, y del mutuo contacto de las dos culturas surgen beneficios incalculables para la Humanidad, que con paso seguro y firme emprende de nuevo el camino de las estrellas.

5 - Los Robots del Amanecer

Basándose en sus rigurosos conocimientos científicos, Asimov ofrece una visión de lo que puede ser en siglos venideros la vida humana en el cosmos. 

Los robots del amanecer relata cómo en el planeta Aurora los hombres y sus robots vivían en una armonía aparentemente perfecta hasta el instante en que el robot más avanzado fue asesinado. 

¿Ocultaba la muerte del androide una lucha despiadada por el control del Universo?


6 - Robots e Imperio

Con Robots e imperio, Asimov añade una estrella más a su galaxia literaria. El famoso novelista demuestra de nuevo que conoce ese mundo fantástico como si fuera real; como si naves, hiperespacios y demás quimeras fuesen su pan de cada día. 

Han pasado doscientos años desde la muerte de Elijah Baley, el gran héroe de los terrestres. En el trascurso de esos dos siglos, los habitantes de la Tierra han colonizado todos los mundos a su alcance. En cambio, los habitantes de Aurora, sus eternos rivales galácticos, han permanecido en los límites de su planeta. La guerra asoma su rostro cruel, con todo su potencial mortífero, máxime cuando a la rivalidad interplanetaria se suman los deseos de venganza personal. 

Y a esas alturas la guerra no es un juego de niños. Su único fin puede ser el extermino total de uno de los dos bandos, porque también en el hiperespacio predomina la ley del más fuerte. Por encima de los avances tecnológicos que Asimov presupone en épocas futuras, resalta en Robots e imperio la calidad humana de los personajes. en la Tierra o fuera de ella, en uno u otro tiempo, el hombre sigue siendo hombre: sigue guerreando, sigue amando y sigue buscando a toda costa la ampliación de sus fronteras.

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