Kane, Silver
El hombre y la mujer salieron juntos del lujoso Hotel de los Césares, de
Roma, y tomaron un taxi que les dejó en la plaza Barberini, junto al
nacimiento de la famosa Vía Véneto. Una vez allí, avanzaron por entre
los conocidos y rutilantes cafés, donde se reúne lo más interesante
-pero también lo más decadente- de una Europa que ya parece estar de
vuelta de todo.
Eran un hombre y una mujer de edad indefinible, con las
facciones algo apergaminadas, vestidos con una irreprochable elegancia
que parecía digna de otra época. El llevaba un bastón con empuñadura de
plata -cosa que ya no era usual-, y ella, un valioso abanico chino con
piezas de nácar. Viéndolos, cualquiera hubiese podido pensar que eran
dos acreditados y riquísimos anticuarios de esos que ya están un poco
fuera del tiempo...
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