20 de diciembre de 2016

Seleccion Terror - La Muerte Tiene Ocho Brazos

Coretti, Ada


Según otros, la condesa vio que su marido sospechaba algo y de forma precipitada decidió huir, llevándose la joya puesta. Con ella anduvo a lo largo del acantilado rocoso, indómito y bravío, descendiendo finalmente a ese trozo de la costa que, desprovisto de rocas, formaba una pequeña y arenosa cala. Estaba dispuesta a impedir que su marido la detuviera, a tal fin, había cogido un afilado cuchillo. 

Fue entonces, según esta segunda versión de los hechos, cuando surgió, de una gruta incrustada en el acantilado, un horrible y gigantesco pulpo. Con los pies entre la espuma de las olas, la condesa gritó espantada, despavorida, sintiendo que le flaqueaban las piernas. Temiendo caer desvanecida. 

El pulpo se fue acercando a ella. 

Ella quiso correr... pero no pudo. En absoluto. Se había quedado como paralizada. 

Los tentáculos del monstruo la apresaron.


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