Coretti, Ada
Según otros, la condesa vio que su marido sospechaba algo y de forma
precipitada decidió huir, llevándose la joya puesta. Con ella anduvo a
lo largo del acantilado rocoso, indómito y bravío, descendiendo
finalmente a ese trozo de la costa que, desprovisto de rocas, formaba
una pequeña y arenosa cala. Estaba dispuesta a impedir que su marido la
detuviera, a tal fin, había cogido un afilado cuchillo.
Fue entonces, según esta segunda versión de los hechos, cuando
surgió, de una gruta incrustada en el acantilado, un horrible y
gigantesco pulpo. Con los pies entre la espuma de las olas, la condesa
gritó espantada, despavorida, sintiendo que le flaqueaban las piernas.
Temiendo caer desvanecida.
El pulpo se fue acercando a ella.
Ella quiso correr... pero no pudo. En absoluto. Se había quedado como paralizada.
Los tentáculos del monstruo la apresaron.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario