Dieste, José Damian & Delgado, Ángel
A principios del siglo XII, la muerte sin descendencia de Alfonso el
Batallador, rey de Aragón y de Pamplona, abría una peligrosa etapa de
incertidumbres.
Al legar en su enigmático testamento sus reinos a los
monjes hospitalarios, sepulcrarios y templarios, dejaba a sus súbditos
en una posición muy delicada que sólo parcialmente se resolvió cuando
los caballeros y esclesiásticos eligieron como nuevo rey a su hermano
Ramiro, un monje cluniacense de esmerada formación que no tardaría en
verse enfrentado en su reino a belicosos tenentes, cardenales
intrigantes y barones disidentes, y, allende sus fronteras, a la amenaza
almorávide y al hostigamiento de Castilla y de Barcelona.
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