Kane, Silver
La muchacha que iba en un departamento individual de uno de los coches
cama miró tristemente por la ventanilla y luego se dirigió poco a poco
al furgón de equipajes, que iba en cabeza. Los dos empleados que estaban
allí contemplaron con admiración sus curvas, su vestido de excelente
corte y las líneas distinguidas de su rostro.
Pocas mujeres se veían tan
guapas como aquélla, incluso en una zona donde suelen reunirse las
bellezas más espectaculares del mundo. Y sin embargo había en el rostro
de aquella mujer algo que no podía definirse, algo que causaba un
escalofrío sin que se supiera por qué. Algo que quizá era siniestro.
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