Varios
Luna siempre fue una joven curiosa, hasta la noche en que se le vino el
alma a los pies cuando su entrometimiento se topó con un libro bastante
peculiar, el diario de un asesino cuyo contenido narraba las más
morbosas escenas que la chica hubiese leído jamás. La peor parte: no era
ficción.
Además, con astucia, el misterioso criminal mantenía su
identidad en el anonimato, firmando cada página con la inicial de su
nombre, una `D` en mayúscula. No habría forma de atraparlo o denunciarlo
aunque lo encontraran. Una letra no sería jamás prueba suficiente para
condenar al culpable.
Dicen algunos que la curiosidad mató al gato, y Luna teme
convertirse en el felino de la moraleja, en la presa de un cazador
insaciable, la siguiente víctima, la próxima anécdota redactada en el
diario de un asesino.
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