Berna, Joseph
Hught Moses acabó de llenar su pipa, se la puso en la boca y la encendió, recreándose en la acción. No tenía ninguna prisa. Ni por encender su pipa, ni por nada.
A sus sesenta y dos años de edad, Hugt Moses prefería tomarse las
cosas con calma.
Odiaba las prisas, el ruido, el bullicio, el
nerviosismo...
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